
Santillana del Mar

¡Bienvenidos a este recorrido por el más bello de los pueblos de España”, parafraseando al filosofo francés Jean-Paul Sartre.
Cobijada
por suaves colinas, a pocos metros del mar y a resguardo del cruento e implacable
paso del tiempo, se encuentra esta histórica localidad. Cruce de caminos,
inspiradora de artistas, poetas, filósofos y escritores, la villa atesora un
encanto difícil de plasmar en palabras, pues tan solo adentrarse en el Conjunto
Histórico Artístico formado por edificios fundamentalmente de los siglos XIV al
XVIII en un área restringida al tráfico y poner los pies sobre el adoquinado ya
provoca sensaciones únicas, solo compartidas por quienes visitan la localidad.
Santillana
del Mar, es sin duda, el centro de interés histórico y artístico de Cantabria,
y una de las localidades más visitadas. Desde los primeros asentamientos
conocidos, La Cueva de Altamira, hasta la actualidad, esta villa cuenta con un
formidable patrimonio presidido por la joya del románico en Cantabria “La
Colegiata de Santa Juliana” y presente en las casas, en los palacios y en los
escudos de sus nobles propietarios, respirando el visitante en cada rincón
trozos de historia que nos hacen imaginar una Santillana prehistórica, medieval,
renacentista, barroca, moderna y actual.
La
configuración de Santillana del Mar surgida alrededor del monasterio de Santa
Juliana, cuyos orígenes se remontan al siglo VIII, se trasformó en villa gracias al fuero
concedido por el Rey Alfonso VIII en el
año 1209, llegando a ser capital de las Asturias de Santillana, lo que supuso
importantes cambios económicos, demográficos y urbanísticos. Así la villa se
estructura en torno a dos calles formando una Y, y dividiéndola en dos centros
de funciones: el civil nos conduce hasta la Plaza Mayor o antiguamente conocida
la Plaza del Mercado, y el religioso que a través de la Calle del Cantón nos
descubre imponente y cautivadora la Colegiata de Santa Juliana.La mayoría de
los edificios se construyeron a partir del s. XVIII con capital indiano traído
por muchos de los habitantes de Santillana que tras declive en el s. XVI
deciden emigran a las Indias (América) regresando a su tierra natal con grandes
riquezas.
El
legado histórico de Santillana patente a pie de calle, no es el único motivo
para una cumplida visita. Su privilegiado entorno natural, bien comunicado pero
alejado del stress cotidiano de las grandes urbes, permite disfrutar de un
paisaje único que combina el mar con el verde de sus campos. Los aficionados
tanto a las playas como a las rutas de senderismo tienen una cita obligada en
este territorio.
A la
riqueza artística y natural de la villa hay que sumar su vida cultural y
festiva. Fiestas tradicionales, religiosas, festivales y numerosas actividades
salpican el calendario de la villa. La hospitalidad de sus gentes, una amplia
gama de establecimientos de calidad, ya sean hoteles, posadas con encanto,
obradores o restaurantes en lo que poder degustar la gastronomía de la región,
y ebanistas, artesanos o ceramistas que
atesoran oficios tradicionales con un toque de modernidad, no hacen sino
agregar virtudes a este privilegiado enclave. Santillana del Mar, un lugar para
descubrir.
